Ayer en una reunión que tuve salió en la conversación lo que íbamos a entrenar en una sesión de esencia corporativa. El director de recursos humanos de la empresa hablaba de competencias, y yo hablaba de valores. ¿Cual es la diferencia? Te lo cuento en este post.
Definimos valores como aquellos pilares que nos sirven de guía, son nuestra referencia de actuación, aquellos ideales que dan sentido a nuestra empresa, lo que realmente es importante para nosotros. Así mismo, las competencias son aquellas habilidades que desarrolla el trabajador, aquellos conocimientos, capacidades y destrezas necesarias para hacer frente a sus tareas de forma óptima dentro del ámbito organizacional.
En toda organización (desde un freelance a una gran empresa multinacional) es necesario definir los valores corporativos – siempre en base a nuestro propósito y nuestra estrategia organizacional, ¡y no al tuntún! -. Pues forman parte de nuestra gestión estratégica además de ser clave en la imagen de nuestra empresa.
A partir de aquí, se sugiere definir las competencias (que muchísimas veces compartirán incluso nombre) que nos aseguren el desarrollo de los mismos. Es decir, establecer un sistema de habilidades en base a los valores que son importantes para nosotros, y estas habilidades deben ser entrenadas y desarrolladas por todos los trabajadores independientemente de su cargo o funciones. Luego, para cada puesto ya definiremos las competencias necesarias para el mismo, que serán siempre complementarias.
Toda empresa tiene unos valores, ya sea los que se gritan a los cuatro vientos mediante la web y otros formatos de márqueting (y algunas veces hasta coinciden con la realidad!) O bien los que se esconden debajo. Muchas veces no escritos pero si vividos y transmitidos.
Es por ello, que si hemos definido unos valores para nuestra estrategia y nuestra imagen, todos los trabajadores deben hacer conscientes los mismos, conociéndolos, e integrarlos en el día a día y luego transmitirlos al entorno (clientes, colaboradores, proveedores, usuarios…). Si no se hace desde la dirección, ya se encargará el entorno de hacerlo. Y esto me parece muy pero que muy arriesgado.
¡No entiendo como tantos y tantos trabajadores desconocen por completo los valores de su propia empresa! Deberíamos entrar en una empresa (como clientes o proveedores) y saber cuales son los valores de ella con sólo ver los comportamientos, la actitud de los empleados que trabajan en ella. ¡Estos deben transmitirse por los poros de la piel! ¿Pero como lo van a hacer nuestros empleados si los desconocen por completo? Hay mucho que hacer, ¡así que mejor nos pongamos manos a la obra! (si quieres profundizar más y conocer como lo trabajamos, mira nuestros trainings de esencia corporativa).
Y si me lo permites, voy a ir un paso más allá: el ideal es que los trabajadores compartan (a nivel personal) los mismos valores que las empresas en las cuales pertenecen, pues como más natural salga el desarrollo de estos comportamientos, mejor se sentirá el trabajador. Así que un siguiente artículo, veremos como incluso tener en cuenta los valores a la hora de seleccionar a nuestros trabajadores o escoger la empresa en la cual queremos trabajar.
To be continued 😉