Hoy te voy a retar a que utilices una de las herramientas más potentes que conozco para la evolución personal y profesional: el feedback. Feedback es un término inglés que significa retroalimentación, es decir, es una respuesta, una opinión acerca un asunto o una situación.
Y te estarás preguntando ¿para que queremos el feedback de una situación? La respuesta es muy clara: para evolucionar. Pues a veces nos perdemos en teorías generalistas, en confiar en nuestra manera de hacer, en sólo ver y comprender nuestro punto de vista ¡y nadie mejor que la gente que nos rodea para que nos de su opinión y así abrir los ojos, aprender y crecer!
Ahora bien, tenemos que tener en cuenta, que con el feedback, existen muchísimos puntos de vista sobre ello y muchas maneras de utilizarlo. Podemos dar y recibir feedback para no repetir errores y mejorar, podemos dar y recibir feedback para apuñalar verbalmente a un compañero, podemos dar y recibir feedback como respuesta reactiva emocional y con mala intención, o podemos dar y recibir feedback para seguir creciendo, entre otras.
Así que mi propuesta es que antes de hacer uso de esta herramienta para el crecimiento -y no pierdas de vista este enfoque porque quizás es lo más importante-, tengamos en cuenta algunos detalles. El feedback bien utilizado nos ayudará a generar conexión y relaciones basadas en la confianza en nuestro equipo. Y para ello vamos a sentar unas bases para utilizarlo. Comparto contigo algunos elementos que debemos tener en cuenta:
Si eres el emisor del feedback, asegúrate de…
- Dar el feedback para una evolución, para una mejora, para hacer crecer siempre al otro. Y no perder este punto de vista, no vamos a retraer nada.
- Damos el feedback desde el respeto y la asertividad. Es decir lo vamos a hacer de una manera auténtica, pero siempre sosteniendo a la otra persona.
- Dar el feedback cuando estés tranquilo, no en caliente. No cuando estés enfadado o disgustado por alguna situación en concreto.
- Conectar con la mirada y con el corazón con la persona a quien le vayas a dar feedback, si el otro lo percibe, estará mucho más abierto para recibirlo.
- Céntrate en los hechos, no en interpretaciones ni en las personas. Además exprésalo desde tu necesidad, como te sientes tu.
- Busca el momento adecuado, y ten en cuenta los estados anímicos de ambos interlocutores.
Si eres el receptor del feedback, asegúrate de…
- Ten la mente abierta para aceptar que existen diferentes puntos de vista.
- Ten una actitud humilde y utiliza la información para crecer, ¡está en tus manos!
- No te lo tomes personal, no están criticando tu ser (además tu también lo basarás en hechos si eres el emisor).
- Tómate el feedback como una oportunidad brutal de crecimiento, una oportunidad de mejora.
- Agradece que te estén dando esta valiosísima información.
- No te justifiques en cada punto, simplemente escucha con muchísima atención.
- Una vez finalizado el feedback, analiza la información y lleva a la práctica aquellas acciones que creas conveniente.
Y ahora, veamos un ejemplo de como dar este feedback. Pongamos que eres líder en un equipo y quieres evolucionar con tu liderazgo. Sabes que realmente quien te puede dar un punto de vista muy potente es tu propio equipo, así que además de leer y formarte para un liderazgo auténtico, le dices a tu equipo que te de feedback acerca tu liderazgo, ¡quien mejor que ellos! Pero antes cúentales unos pasos y diles que quieres recibir el feedback con mucho mimo (¡si, si! con muchísimo amor). Y ahora entenderás el porqué. A mi me lo enseñaron dos grandes maestros, Josepe García y Miguel Ángel Romero, y yo -años después- sigo utilizándolo.
M-I-M-O son los cuatro pasos que vamos a seguir:
M (de Mantener) ¿Que Mantengo en mi liderazgo? Aquí se expone todo aquello que gusta, todo lo positivo que hay en la situación, lo que debe mantenerse acerca el asunto. Veamos ejemplos. <Mira, Bruna, me encanta la pasión que nos transmites en tu día a día, tu energía, como te expresas incluso en los mails, el brillo en tus ojos cuando nos explicas el nuevo proyecto en el departamento..>, otro ejemplo, <Pues yo lo que mantendría de ti, Javier, son las reuniones semanales donde nos cuentas los objetivos de esta manera tan clara y motivadora>, y otro, <Carlota! sabes empatizar, en el equipo percibimos que nos entiendes, y esta es una de las cosas que más valoramos de ti, no cambies esto ¡por favor!>.
I (de Incorporar) ¿Que Incorporo en mi liderazgo? En este apartado se transmite que incorporar las siguientes veces. <Bruna, como líder que eres, necesito que incorpores dinámicas para la cohesión de nuestro equipo, estamos todos muy dispersados, cada uno mira por lo suyo y esto nos hace perder el tiempo>, otro ejemplo, <Javier, necesito que confíes más en mi, esta mañana has manifestado dudas sobre si alcanzaré los objetivos o de como hago las cosas, y esto no me ayuda a ser mejor profesional>, y por último, <Carlota, incorporaría el ofrecer información más clara y transparente sobre donde estamos en cada reunión de final de mes>.
M (de Mejorar) ¿Que Mejoro en mi liderazgo? Aquí se dice lo que ya se está haciendo, pero existe una oportunidad de mejora. <Bruna, están genial estas reuniones para dar espacio a la creatividad, pero que te parecería si las mejoramos con un plan de acción, con fechas concretas y responsables de aplicación?>, <Javier, están genial las instrucciones que recibimos por tu parte, pero siento que podrías decirlas con más exactitud, fíjate esta mañana, hemos visto que el problema era el desconocimiento por nuestra parte!>.
O (de Omitir) ¿Que Omito en mi liderazgo? En este último apartado se invita a expresar lo que no deba hacerse, o deba volverse a dar en futuras situaciones. <Bruna, no me gusta que me digas todo lo que hago mal y que soy un desastre en público, como has hecho esta mañana, pierdo la confianza en el equipo>, <Javier, omitiría todo aquello que haces tu, pero que si lo hacemos nosotros te enfadas, por ejemplo, la falta de puntualidad en las reuniones>.
¡Te invito a su aplicación! Me parecen unos pasos sencillos y a la vez muy potentes 😉
¡Hay algo que también quiero añadir! El feedback a veces lo das y a veces lo recibes. Es la perspectiva del otro, no siempre tenemos que estar de acuerdo, comprarlo, no es lo que tenemos que cambiar, ni mucho menos. Aun así tener esta información es valiosísima para poderla analizar y ver como mejorar. Yo puedo tener la impresión de ser un tipo que escucha siempre, y mi equipo no lo percibe o conocer a través del feedback que mi equipo necesita oir atributos positivos y yo desconocerlo.
Este post está enfocado, por los ejemplos, a un líder que tenga personas a su cargo. Aun así, puedes aplicar el poder del feedback en muchísimos casos, como ser un mejor compañero, una mejor pareja, un mejor amigo, un mejor hermano, en fin, en cualquier área en tu vida, y también en situaciones concretas, como mejorar la próxima reunión de creatividad, un informe mensual o la comunicación con tu equipo.
¡Me encantará leer tu opinión al respeto!
Y si te ha gustado, no dudes en compartirlo con tu tribu. ¡Mil gracias por estar siempre aquí!