Si te gustó el anterior artículo del Antilíder, puede que este no te guste tanto, o si. Te prometí un articulo dándote algunas herramientas para hacer frente al antilíder. Tienes que saber que el contenido de este artículo está enfocado desde la responsabilidad y que el trabajo y el esfuerzo para mejorar la relación va a ser tuyo -su parte, que también la tiene, la trataré en un tercer artículo-.
Es importante comprender que somos co-creadores de la relación que mantenemos con el antilíder o con cualquier otra persona. Con ello no quiero que te sientas culpable de recibir un trato que no crees merecer, sólo quiero que reflexiones acerca de los siguientes puntos, sueltes todo aquello que no favorece que tengáis una buena relación y también te pido que tengas paciencia y seas perseverante, porque los cambios no se producen de un día para el otro, aunque a veces si. Pero créeme, una gran parte del cambio está en ti.
Es importante, y lo aclaro una vez más, que asumas la responsabilidad de co-creación de la relación, pues tu con tus sentimientos también estás favoreciendo esta realidad. A caso, ¿el antilíder tiene la misma relación con todo el mundo?, ¿porque estás viviendo tu esta sensación de manipulación (por poner un ejemplo) y otros compañeros no? ¿porqué hay parte del equipo que tiene feeling con él y parte no?. No me mientes cuando te sientes amenazado por el trato recibido, lo sé, y también sé lo que es estar bajo las órdenes de un antilíder (a partir de ahora sujeto, vamos a sacarle el juicio negativo), te hablo por experiencia. Que quede claro que, a través de este artículo no estoy defendiendo las acciones del sujeto (que creo firmemente que también debe trabajar en evolucionar hacia el líder), pero sí quiero que sepas que se puede mitigar el impacto negativo que está produciendo en ti esta relación, liberarte del malestar.
Quién va a hacer a partir de hoy mismo un trabajo personal y de crecimiento eres tú. Y esta decisión la debes tomar por voluntad propia. No dejes esta responsabilidad a nadie del exterior, porque tú no puedes controlar que otra persona cambie por sí sola, aunque lo hables, le manifiestes tus sentimientos o sepas y juzgues que su actitud no es la correcta (bajo tu punto de vista, porque claro, bajo el suyo si la es). Esto no va a cambiar, al revés, puede empeorar -más si cabe- la relación. Pero sí podemos hacer que la relación sea algo mejor y si más no, tu alcances una paz y una libertad que necesitas para desarrollar tu grandeza y tu talento dentro de la organización. Porque te lo mereces, mereces la paz y la tranquilidad para seguir desarrollándote personal y profesionalmente.
Para ello, debemos entender algunos de los siguientes aspectos…
La vida es. Deja de controlarla
Aceptar que la vida es y deja de querer controlarla. Es, y así se manifiesta en el día a día la vida. Como más resistencia y atención le pongamos a lo que no se adapta a nuestras expectativas, más de ello vamos a obtener. Suelta la necesidad de querer controlar a las cosas y a las personas, y querer que sean como a ti te gustaría. Puedes cultivar el poder de la influencia, pero no en todos ni en todo. Que las cosas tengan que ser como nosotros creemos es ficción.
Suelta la idea de que la felicidad depende de controlar los acontecimientos, y que son los hechos los que nos alteran (algo que pueda decirte tu jefe, o un compañero, o un cliente). En realidad, la verdadera causa de nuestro malestar son nuestros sentimientos, nuestras creencias y nuestros pensamientos acerca de los hechos. Los hechos, por sí mismos, son neutros. Les damos poder con nuestra actitud de aceptación o de rechazo y nuestro estado emocional.
Tenemos siempre la libertad, la elección, de cómo afrontar la vida, los hechos, lo que sucede. Nadie nos puede hacer sentir mal si no lo permitimos, aunque nos cueste. El juicio es una creación de tu mente, no existe el bien ni el mal, esto ha sido determinado en ti a partir de las creencias, los sentimientos y emociones experimentados a lo largo de tu vida. Los sentimientos vividos en tu entorno, pensamientos inculcados y no cuestionados, y siempre diferente a las otras personas. Siempre.
Esta relación la quieres, ¿verdad?
Es importante tener muy clara la intención -válido para todo tipo de relaciones-, al fin, lo que anhelamos es tener una buena relación con esa persona que puede ser tu jefe y si no has decidido cambiar ya de puesto de trabajo, es una opción inteligente elegir al menos tener una buena relación con todos los que te rodean. Además, es necesario que tengas la certeza de que una mejor relación es posible. Imagina (con mucho amor) el mejor resultado posible de una buena relación, un espacio donde ambas partes ganáis, ¿cómo sería? limítate a tener esta imagen en mente y a dejar de lado todos los sentimientos negativos.
¿Qué hay de todo esto en ti?
Entiende que somos un conjunto de sentimientos, de actitudes y creencias desde que nacemos y vemos la realidad según nuestras heridas emocionales. Cada uno tiene las suyas, por esto es probable que la manera de hacer de un sujeto no afecte a todos por igual. Debes saber qué sentimiento en ti está provocando, qué amenaza estás sintiendo y trabajar la herida, para poder soltar ese sentimiento y seguir adelante. El sujeto no te hace nada a ti, él actúa y tu te lo tomas según tus sentimientos y según tus miedos. Lo doloroso no son los hechos, es como tu te sientes. Cuando no te sientas amenazado por el sujeto, él dejará de insistir. No lo dudes.
Crécete, invierte tiempo en cultivar una buena autoestima, y siente en todo aquello que hagas, la seguridad y confianza. Practicando los otros puntos que expongo en el artículo también serás capaz de cultivar dicha autoestima.
La experiencia del momento, si te estás sintiendo mal con una actitud ajena es resultado de una experiencia traumática que no hemos podido o sabido resolver. Aprovecha estas situaciones para entenderte, profundizar, conocer qué sentimientos tienes reprimidos, suprimidos, evitados y no curados y aprovecha la ocasión para deshacerte de ellos. El objetivo es eliminar el origen de la tensión subyacente para que no vuelva a repetirse. Esto te aportará una paz duradera y sostenible en el tiempo.
Cada experiencia es una oportunidad de crecimiento, contiene una lección vital y es tu deber profundizar en ese sentimiento y soltar lo negativo. El objetivo es liberarnos de la programación negativa del mundo. Déjale ser al sujeto y sus acciones. No van contigo. Son sus emociones, sentimientos y experiencia, y el tiene sus motivos para actuar así. Decide seguir brillando con tu grandeza.
Todos los sentimientos negativos son formas de miedo. Y estos van acompañados de un juicio de valor desfavorable, los suprimimos, reprimimos o proyectamos. Siendo dinámicas destructivas y que deterioran cualquier relación. Es más, tener miedo en las relaciones es regalar el poder a la otra persona y permitirle lo que tememos.
Puedes darle espacio y observar la sensación opuesta a la emoción negativa que estás viviendo y deja de resistirte a ella. Por ejemplo, estás resentido de como te ha tratado el sujeto la última vez y te cuesta dirigirle la palabra, siente el perdón y la generosidad, suelta la resistencia a sentir ambas emociones, estando resentido no castigas al otro, te estás negando el amor. Así atraeremos la grandeza y superaremos obstáculos. El objetivo sigue siendo desprendernos de la negatividad.
Decide conscientemente en que energía te quieres mover (miedo, sufrimiento, orgullo, ira, voluntad, aceptación, amor o paz). En las energías menores pierdes poder, son peores las relaciones, creas peores circunstancias, peor influencia en tu vida y en la del entorno. En las altas, hay más positividad, más tranquilidad, más paz, más felicidad… ¿Qué sería decidir vibrar en la energía del amor? ¿ser compasivo con el otro? Según las emociones que vivas co-crearás las relaciones con los otros. Recuerda, lo semejante atrae a lo semejante.
Todo el mundo en nuestra vida actúa como un espejo. Los otros reflejan lo que no hemos podido reconocer en nosotros mismos. Nos indican a dónde mirar para saber lo que tenemos que abordar. Sé consciente de ello.
Ama, en lugar de pedir amor. Sé tú el cambio que quieres en la relación. Empieza a amar a los demás por lo que son, no por lo que pueden hacer por ti. Trabaja el amor como forma de ser. Cuando estamos en un estado de entrega, somos libres de la pequeñez interior, de la inseguridad y la baja autoestima. Recuerda, eres pura grandeza.
Deja de lado la exageración, la fantasía y el romanticismo. Deja de lado también el rumor. No potencies estos sentimientos negativos con aquellas personas que crees que te van a apoyar, trabájalos en ti, suéltalos y comparte otros sentimientos positivos con el equipo.
Acepta que todo es perfecto tal y como es. Nadie puede ser distinto de cómo es. Abandona el juicio, toda persona es digna de amor. Deja ir el conflicto. No lo culpes ni ataques por sus emociones. Respeta. No te ataca a ti, el sujeto está intentando aliviar una emoción suya, su dolor, que también lo tiene, es un ser herido, como tú y como yo.
Y en relación al sujeto
No culpes al otro, de la mala relación que existe, además de no aportar ningún beneficio, seguramente va a hacer que empeore la relación. A veces nos enganchamos a una negatividad que nos sirve de excusa para sentirnos víctimas y desde aquí no tener que dar más de uno mismo. Rompe con esta idea.
No bloquees la recepción de lo que queremos de los demás por nuestras expectativas o resentimientos hacia ellos. Estamos intentando imponer nuestra voluntad, a lo cual los otros se resisten inconscientemente. Cuando presionamos a otras personas para conseguir lo que queremos, ellas se resisten automáticamente. Cuanto más forzamos, más se resisten.
Cuando dejamos de presionar a los demás con nuestras expectativas, creamos el espacio para que de forma espontánea nos respondan positivamente. La defensa invita al ataque. Rechaza el orgullo y la tendencia a engrandecerse para dar paso a la seguridad. El orgullo conlleva una perdida de paz mental, no por ser diferente a tus expectativas es peor o mejor, recuerda, la interpretación la haces tú.
Aclaro también que los sentimientos negativos siempre tienen un efecto enorme en las otras personas tan si son verbalizados como no. La otra persona percibe nuestros pensamientos y sentimientos y la relación se desarrollará como si la otra persona fuera consciente de nuestros sentimientos. La gente capta intuitivamente qué pensamos sobre ella (por ejemplo, que no es un buen líder) y la respuesta es resistir y mantenerse allí. La única manera de lograr que renuncie a su resistencia es dejar de querer influir en su comportamiento.
A veces sentirás la impulsividad para reaccionar con malas formas, no caigas en esa trampa. No te aportará bienestar, porque la herida seguirá estando, en lugar de ello indaga sobre el sentimiento negativo que hay y déjalo ir. Nos apegamos a la negatividad, romper con ello y elegir una energía más positiva te aportará a ti y al sujeto. La ira es perjudicial para la persona enfadada y no a su supuesto enemigo. Aprovecha el momento para aprender un poco más de ti y seguir evolucionando.
Inspiración
Si quieres profundizar en estos conocimientos te invito a que leas dos libros, de donde he extraído gran parte del artículo, dos libros excepcionales que creo que deberían estar en cualquier mesita de noche, El poder frente a la fuerza y Dejar Ir, ambos del Dr. David Hawkins.
No permitas que nada ni nadie te prive de ir por la vida con una energía positiva, ofreciendo lo mejor de ti, vivir en la felicidad y el equilibrio. El fin es gestionar las emociones y como resultado final obtener la invulnerabilidad y la imperturbabilidad de todo lo externo. Esto te aportará a ti y a todo ti entorno. La felicidad está en ti, no reside ni en el antilíder, ni en tus compañeros ni en el exterior.
Soy consciente de todo el contenido manifestado y las resistencias que pueden haber en él. Atrévete a experimentar, a jugar y sobretodo a aprender. ¡Disfruta de tu evolución, esta es tu grandeza! Y en esta grandeza está tu espontaneidad como ser, tu elevada energía, tu creatividad, tu talento. Mereces que este sea expansivo, pues determinará la calidad de tus éxitos o de tus fracasos.
¡Ah! Y para el antilíder que esté leyendo esto, no te eximas de tu responsabilidad, tu también puedes trabajar en todo este desarrollo, el siguiente artículo te lo dedicaré a ti.
Mil sonrisas, Bibi.